
Ya no se cuando fue la ultima vez que me dejé acariciar por el destino, ni cuantos cuentos sin salida tuve que contar en el camino. Ya no se qué significante tuyo le puso sentido a este latido, ni que pasos inconcientes dibujaron la ruta de este descuido de nuestras neurosis, cada vez mas desteñidas.
Un día pusiste mis domingos tristes en peligro de extinción, mi desesperanza en franca decadencia… y la muerte es cada vez más una imagen difusa y abandonada.
Decime a que hora empiezan tus sueños, porque no me quiero perder ni los títulos de este encuentro. Decime hasta donde te duelen los viejos venenos, porque me encantaría poder aunque sea aliviarte una astilla de la cruz, y morderme los talones por no odiar sin ton ni son a todos los que te hayan machucado la esperanza.
Tu sonrisa hoy es el norte de mis mejores apuestas.
Ni yo tan dama, ni vos tan vagabundo. Ni vos tan príncipe ni yo tan cenicienta. Con mucho exceso de equipaje que perder de vista pero con mucho alivio para prestarte, con algunas pesadillas que todavía no te olvidan pero con mucha nobleza para arrimarme.
Con la menor de mis cortesías invito a nuestros miedos a acomodarse en el paredón, y a vos a la fiesta de besos…. Aunque nunca te hizo falta invitación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario